A veces uno se fija en alguna noticia, comentario o suceso que merezca un análisis posterior o simplemente que le haga a uno pensar en algo, después piensa en como poder expresar ese pensamiento, algo como un planteamiento. El resto viene solo, después de varias relecturas. Ocurre a veces sin embargo que el tema es tan amplio que es difícil encontrar ese hilo inicial. Pensando siempre que el exceso de información no es bueno, intentando sacar dos o tres ideas madre, a veces, en algunos temas, se añade la dificultad de elegir el momento en el que los hechos no puedan hacer perder credibilidad a tu argumento. O a lo mejor surge la invitación de afrontarlo, el momento perfecto para reinvindicar cosas que parecerían obvias. El Barça y todo lo que le rodea últimamente es uno de esos temas, la indigesta rivalidad-confrontación promovida por la prensa madrileña orquestada después por Mouranka es el momento perfecto. Por eso escribo antes de la esperada cita Londinense del 28 de Mayo, para publicarlo sin embargo un día después de tan magno acontecimiento, en la profunda creencia de que el resultado no influirá en mis ideas ni en los hechos y que solo retocará la huella del conjunto blaugrana en la historia, no ya fresca, tampoco en vías de fosilización, si no todavía no posada del todo, para desgracia de unos y alegría de otros.
Porque mi opinión es que aunque pierda en la finalisima de la Copa de Europa del día 28 de Mayo en Wembley ante un histórico Manchester lo que esta haciendo el FC Barcelona en términos de títulos pasa una vez cada 10 años, en términos de excelencia futbolistica cada 30 y si tenemos en cuenta las formas, por las que discurren injustamente, la sombra de la duda, quizá no tenga parangón. Y que no siempre se es justo con él, sobretodo en su propio país.
Julio Maldonado, para algunos el auténtico y originario sabio-visionador del fútbol mundial que tenemos en España, enciclopedia andante del Balompie, siempre ha defendido el juego del Barcelona como algo único en la historia. Para él, ducho estudioso que se las ha visto todas y por tanto no se fija en el primer detalle, lo verdaderamente revolucionario del Barça y lo que sostiene todo ese fútbol de toque es la presión. Planteamiento táctico, el cual, solo sirve, en primera instancia para la defensa. Pero ocurre que, parafraseando el refranero futbolístico, el que defiende tiene opciones de ser el mejor atacante también pues posee el balón, preciada Excalibur con la que iniciar el ataque. Y ahí el Barça desde hace algunos lustros es el mejor. "Maldini" ha visto mucho fútbol y sabe que el éxito esta en el equilibrio, y por eso destaca el valor diferencial de los últimos años, el valor tantos años ausente, junto al gen ganador tantos años desaparecido de las filas barcelonistas.
El fútbol del Barcelona es fantástico y bello, de eso no hay duda. Tampoco hay lugar para la sorpresa puesto que el fútbol puede ser muchas veces bello, con camisetas blancas, rojas, naranjas e incluso a rayas, en diferentes lugares e incluso en décimas de segundo. La manera en la que atacan es de gran precisión: extremos abiertos, incorporación de laterales, aprovechamiento del centro con diagonales y paredes, construcción desde la defensa incorporando al portero como primer atacante, paciencia y Messi. El compromiso y el trabajo están fuera de dudas. Es un gran equipo.
Pero hay algo más. Esta el componente humano por el que todo equipo campeón será recordado. Todos lo reconoceremos en el futuro por la dulzura de Iniesta, la precisión obrera de Xavi y la resolución callada de Messi. Futbolistas que, alcachofa en boca, media sonrisa de incomodidad, aparecen en cámara sin gritos, sin estridencias, sin chulerias. En la vida son tu primo preferido, tu compañero de trabajo perfecto y el rarito adorable. En el campo, sin embargo, son dioses. Aunque no tanto como para no poder convivir y esta es una de las claves de este equipo. Solidaridad, compañerismo, amistad. Son otras señas de identidad del conjunto blaugrana armadas a través de las enseñanzas de La Masía.
Sin embargo, uno piensa que es un punto mas allá donde un futbolero de pro, debe fijarse. Aquel punto donde el fútbol, océano de opiniones y particulares verdades, debe luchar por reinvindicarse. Aquel donde se resisten a aprender de las cosas bien hechas.
Media Europa copia el modelo del Barcelona, la Francia de Blanc, la Alemania de Low. En todos los rincones se reconoce sin adulaciones las virtudes de un equipo irrepetible. Apacible, protectora y retocada a su gusto morada del, como mínimo, mejor jugador del momento.
Aquí en España no solo se le ha minimizado en méritos futbolísticos desde algunos sectores de la sociedad, si no que se le ha acusado de doparse, comprar a los árbitros, fingir en el terreno de juego y de recibir ayudas de todo tipo ilegales o dudosas como elemento indispensable en sus numerosos triunfos, muchas veces, directa o indirectamente por su gran rival nacional, el temido Madrid. Especialmente con el Barça de Guardiola, el más completo de los equipos culés de los últimos años se ha extendido la sombra de la duda sobre sus triunfos, desde la ciudad madrileña a traves de diferentes cauces. Unas veces portadas malintencionadas, titulares engañosos, otras declaraciones de prensa de jugadores o directamente del entrenador y el boca boca general han tejido un manto, a veces no del tamaño deseado, para minar la confianza barcelonista. Me tranquiliza pensar que en el fondo es una táctica mas, pero merece la pena de vez en cuando decir lo bien que juega el Barcelona.
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