"Por favor, no me llamen arrogante sólo porque diga la verdad. Soy campeón europeo y pienso que soy especial"
José Mourihno en la primera rueda de prensa al llegar a Inglaterra
Era una maravilla verlos defender, ver como se desprendían acompasados de las férreas lineas de Mourinho.
A veces parecían 50 jugadores. El Camp Nou parecía un tapete con mil bolas blancas y azulgranas rebotando entre si.
Magneticamente, los elementos blancos iban pegándose al balón de forma mucho más agresiva de la conocida, capitaneados por Pepe, esta vez situado como avanzadilla de ese tridente destructor junto a Kedhira, con Xabi de ancla. Con más manejo para el ladrillo que para el portaminas esta nueva situación adelantada de Pepe cambi la cara al Madrid, hizo la presión mucho más intensa y puso el partido, aunque con los mismos papeles, en un escenario nuevo: el Madrid tenia contraataque, ya no cortaba el balón en retaguardia y si con la escopeta cargada. El paradigma Mourihno cogía cuerpo. Cuidado!
Era una final. Y las finales se juegan siempre. No hay medias tintas. Eso debió pensar el portugués y decidió arriesgar lo poquito que no hizo en los dos anteriores 'clasicos', como si estos hubiesen sido un simple ensayo. Hay que reconocerle a 'The Special One' que a veces sí parece que ha creado el mundo y que es verdad que los demás no nos enteramos. Ya tropezará, ya. Pero en cualquier caso fue capaz de evolucionar, cambiar el guión, cosa en la que no tuvimos noticias de su homologo Guardiola. Peligrosa esta autocomplaciencia del Barça.
Así transcurrió la primera parte. Pocas ocasiones pero mucha igualdad. Ataque mecanizado contra defensa agresiva. Sensaciones para el Madrid.
Sin tempo para saludar un partido igualado, el Madrid, en la segunda parte flaqueó como ya entraba en sus planes. Imposible aguantar ante un Barça que aunque con menos frescura que otros meses sigue siendo vigoroso. Sin embargo no lo suficiente para traducir esos minutos de gran fútbol en la segunda parte en superioridad en el marcador.
0-0. Chelsea-Barça, España-Holanda, Barça-Inter. La lucha eterna de los últimos tiempos ejemplificada en el mejor termómetro del estado futbolístico mundial: la copa del Mundo. Y teniamos el colofón perfecto: la prorroga.
Y fue ahí cuando el circulo portugues se cuadró. Encajó. Todo el trabajo hecho terminó en Cristiano. El Barça llega muchas veces y confia que en una de ellas tenga suerte, El Madrid confía su suerte en un par de balas, que no son precisamente claveles. Y Pum!! Se acabó.
La copa para el Madrid y la liga para el Barça. Europa decidirá.