Para algunos el mundo del fútbol es un pasatiempo para el cuerpo y para la vista. Un lugar para dar descanso a los golpes de la mente. Es belleza y la vida misma. Un orden reinado por el caos de un balón redondo.
Por supuesto, en mi caso, se añade la liviandad de no jugarte las habichuelas con él. Pasatiempo de convertirte en analista, en espectador activo. Divertimento en conversar sobre, en el fondo, nuestro héroes.
Pasatiempo que fervoriza la competitividad, que toca nuestras esencias mas animales, mas sencillas, sin poner en peligro la convivencia (si no hay un demente de por medio). Porque el fútbol es quizá el deporte mas maravilloso del mundo.
Alguien dijo una vez que es el único deporte del mundo que se juega únicamente con las dos de las cuatro extremidades mas torpes del ser humano, sin elementos que ayuden, las que nos convirtieron en hombres pero no desearon evolucionar mas, manteniendo el sentido primigenio de nuestro ser.
Alguien dijo una vez que es el único deporte del mundo que se juega únicamente con las dos de las cuatro extremidades mas torpes del ser humano, sin elementos que ayuden, las que nos convirtieron en hombres pero no desearon evolucionar mas, manteniendo el sentido primigenio de nuestro ser.
El fútbol es un teatro vivo, un teatro de los sueños, en la acepción mas inglesa y arcaica. La libertad del balón que puede bailar de portería a portería en un santiamén, no como en otros deportes mas estáticos.
Un pasatiempo, al fin y al cabo.
Hay entrenadores pizarreros, los hay cancheros. Los hay filósofos hinchados y realistas cabreados. Los hay que dan un pequeño espacio a la violencia y a la trampa con tal de cumplir el objetivo y los hay de los que, a este, anteponen su idea de belleza. Existen los que confían en su arquitectura antes que en el pincel de sus futbolistas y los hay que dan libertad a este para que una pequeña obra maestra les alivie en el ultimo minuto.
Sin embargo es difícil encontrar uno que entienda menos el placer del pasatiempo, que provoque a la gente tantas posturas al limite (yo he tenido las peores discusiones de fútbol desde que esta aquí), que impregne todo de tensión y en definitiva que vaya tan directamente en contra del noble objetivo de disfrute del deporte que José Mourinho, el actual entrenador del Real Madrid.
En un país civilizado, como Inglaterra, este personaje estaba ya fuera de un club tan importante como el Madrid. Aquí, por culpa del ser superior, su nefasta gestión deportiva y su visión mercantil-electoralista, apoyado por un periodismo rastrero y sin principios, que ahora le da la espalda, los aficionados al fútbol tenemos que seguir aguantando este teatrillo, este entremés extendido hacia no se sabe donde y poner en riesgo nuestro pasatiempo, nuestras amistades y nuestra ilusión por una generación de futbolistas capitaneados por Casillas (la última víctima de José) y Xavi.
Sr. Mourinho, usted será recordado, no hay duda, eso lo ha conseguido (jamás será un hito futbolístico salvo para Materazzis, Pepes y fanáticos, eso también esta claro) pero jamás se acercará minimamente a lo que significa para este país la dignidad, la elegancia, saber estar, deportividad, humildad y trabajo en equipo de Iker Casillas. Sáquele todo el dinero que pueda al Real Madrid y ¡Vayase ya hombre! Que aburre.
Un pasatiempo, al fin y al cabo.
Hay entrenadores pizarreros, los hay cancheros. Los hay filósofos hinchados y realistas cabreados. Los hay que dan un pequeño espacio a la violencia y a la trampa con tal de cumplir el objetivo y los hay de los que, a este, anteponen su idea de belleza. Existen los que confían en su arquitectura antes que en el pincel de sus futbolistas y los hay que dan libertad a este para que una pequeña obra maestra les alivie en el ultimo minuto.
Sin embargo es difícil encontrar uno que entienda menos el placer del pasatiempo, que provoque a la gente tantas posturas al limite (yo he tenido las peores discusiones de fútbol desde que esta aquí), que impregne todo de tensión y en definitiva que vaya tan directamente en contra del noble objetivo de disfrute del deporte que José Mourinho, el actual entrenador del Real Madrid.
En un país civilizado, como Inglaterra, este personaje estaba ya fuera de un club tan importante como el Madrid. Aquí, por culpa del ser superior, su nefasta gestión deportiva y su visión mercantil-electoralista, apoyado por un periodismo rastrero y sin principios, que ahora le da la espalda, los aficionados al fútbol tenemos que seguir aguantando este teatrillo, este entremés extendido hacia no se sabe donde y poner en riesgo nuestro pasatiempo, nuestras amistades y nuestra ilusión por una generación de futbolistas capitaneados por Casillas (la última víctima de José) y Xavi.
Sr. Mourinho, usted será recordado, no hay duda, eso lo ha conseguido (jamás será un hito futbolístico salvo para Materazzis, Pepes y fanáticos, eso también esta claro) pero jamás se acercará minimamente a lo que significa para este país la dignidad, la elegancia, saber estar, deportividad, humildad y trabajo en equipo de Iker Casillas. Sáquele todo el dinero que pueda al Real Madrid y ¡Vayase ya hombre! Que aburre.